Hablémos de Jabones Artesanales
En la actualidad se encuentran disponibles a la venta numerosos productos que se catalogan como “Jabones”, de todo tipos y formas como jabones líquidos para manos o cuerpo, jabones en barra para cuerpo y manos, etc. Sin embargo es esencial cuestionarse si todos estos productos cumplen con la definición real de Jabón o podemos tener algo de información acerca del proceso de creación.
Es fundamental saber los procesos de creación sobre los cosméticos naturales que vamos a utilizar. Ya que de esta forma podemos saber si son de buena calidad o si nos van a traer el beneficio que claman ya que muchos de estos no son creados con los cuidados necesarios o con una buena formulación que lejos de ayudarnos nos puede dañar o simplemente no brindar los beneficios que mencionan.
La mayoría de los jabones comerciales se realizan de forma industrial a temperaturas altas, extrayendo la glicerina para vender a otras industrias y eliminan -no de forma intencional- la mayoría de las propiedades de los aceites que utilizan, algunos hasta siguen utilizando grasas animales.
El resultado final de un jabón industrial, es un jabón bastante rígido, sin glicerina, en consecuencia, el jabón ve mermadas sus propiedades hidratantes y suavizantes, al tiempo que experimenta la pérdida de vitaminas debido a las elevadas temperaturas a las que se someten los aceites durante la fase de saponificación en caliente como en el proceso de secado.
En Jarom Esencial utilizamos la técnica de saponificación en frío que se explicará de una forma sencilla continuación.
La base para la creación de jabón utilizando el método de saponificación en frío es una mezcla de un ácido graso puede ser aceites o mantecas vegetales y un álcali que es un hidróxido de sodio (sosa).
Para hacer la formulación de todos los ingredientes utilizamos una calculadora -Mendrulandia- que es una herramienta creada por gente experta en temas de saponificación. Tenemos nuestras formulas equilibradas y previamente probadas por nosotros mismos.
Luego se mezcla el hidróxido de sodio con agua, lo que genera un calor muy intenso con temperaturas de hasta 70 ºC, pero se controla la temperatura utilizando agua fría o incluso hielo para evitar que esta mezcla llegue a altas temperaturas, a esta mezcla le llamamos lejía.
Una vez que la legía tiene una temperatura de 30º C o menor, procedemos a mezclar la lejía con los aceites y mantecas vegetales. Batimos esta mezcla para poder comenzar el proceso de saponificación. En este momento podemos agregar algunos de aditivos para enriquecer el jabón y darle otro tipo de beneficios.
Seguimos mezclando hasta llegar a la traza (momento en que el jabón empieza a endurecer) se pone en moldes de tamaño grande, dejando reposar 1 o 2 días para luego cortarlo y dejarlo en la forma final. Luego se deja curar por aproximadamente 45 días. Este curado es para regular el Ph y dejar que el agua utilizada en el proceso se evapore.
El resultado final es un jabón lo más natural posible: hidratante, humectante y nutritivo ya que conserva la glicerina natural que se forma en el proceso y con aditivos que mejoran sus beneficios lo harán más suave, generoso, con vitaminas o antioxidantes.
Atención, mucha gente tiene la creencia de que este proceso es peligroso para el usuario final, ya que se trabaja con un álcali (sosa cáustica) sin embargo, el único proceso peligroso es a la hora de la elaboración del jabón. En el proceso de saponificación estos componentes como la sosa desaparecen, en otras palabras se transforman en jabón. Entonces al final el jabón ya no contiene sosa.
A grandes rasgos este es el proceso que seguimos en Jarom Esencial para la creación de nuestros jabones artesanales. Mismos que nosotros y nuestras familias utilizamos.
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